Leyre Pajín que cobra 18.000 euros al mes resulta que se permite practicar el fundamentalismo antitabaco poniendo en solfa miles de puestos de trabajo. Las señoras que venden puros, puritos y tabaco en los restaurantes han perdido su empleo. Muchos camareros también perderán su puesto de trabajo. Y muchos hosteleros autónomos se verán obligados a echar el cierre. Exactamente lo contrario de lo que necesitamos en un momento de crisis. Pero es que además, el modelo de la denuncia anónima, recuerda demasiado a los chivatos de los Comité de Defensa de la Revolución Cubanos. Y es que la libertad no es precisamente la seña de identidad de este gobierno